Mi jornada laboral inicia a las siete de la mañana. Con otros directores y coordinadores atendemos problemas formativos como el uso del uniforme, la puntualidad y el aseo personal de los alumnos. En este espacio pongo en práctica habilidades como “la comunicación eficiente” y la “motivación” para que este proceso se efectúe de manera congruente y constante.
De las ocho de la mañana a la una de la tarde llevo a cabo las juntas planeadas, soluciono los problemas de conducta o académicos de los alumnos y atiendo a los padres de familia. Aquí, se ponen en práctica habilidades como “la solución analítica y creativa de problemas” con los padres, el “manejo de conflictos” con los alumnos y el “manejo del estrés” con el equipo de trabajo. Asimismo, imparto las materias de francés e investigación en ciencias sociales. De igual forma, concierto citas con padres de familia, el área de psicopedagogía y de dirección general. Estas actividades están enfocadas hacia “el cambio positivo”, el “trabajo en equipo” y la “delegación de responsabilidades” para la mejora del rendimiento académico de nuestros alumnos. También, desarrollamos los proyectos de mediano y largo plazo como la organización de viajes, eventos y exámenes internacionales. De cierta forma, el enfoque de un “cambio positivo” permite aumentar la confianza y certeza hacia mis labores directivas y contribuye en la asignación de responsabilidades nuevas para mí y el equipo de trabajo.
De la una a las tres de la tarde, con el equipo de trabajo, atendemos los requerimientos administrativos como son los formatos del Programa de Años Intermedios y del Bachillerato Internacional, los exámenes bimestrales, finales y extraordinarios. En este caso, el “trabajo en equipo”, el “manejo del estrés” y la “motivación” son de suma importancia, ya que los maestros no aceptan con facilidad las labores administrativas. A las tres y media realizamos el cierre del día, revisamos los pendientes, las juntas y evento programados, y concluye mi jornada laboral.
Durante mi jornada laboral pongo en práctica la mayoría de las habilidades directivas. No obstante, algunas de mis habilidades son reconocidas con más fervor dentro de mi equipo de trabajo. Éstas son mis fortalezas: “el manejo de conflictos” e “incentivar el cambio positivo”. Otras, por lo contrario, son criticadas negativamente dentro del equipo de trabajo; son mis debilidades: “la delegación de responsabilidades” y la “motivación del equipo”. Por definición las “fortalezas” y las “debilidades” directivas están en manos del directivo. Por lo tanto, se puede ejercer poder sobre ellas para incentivar el cambio. Al contrario, existen “oportunidades” y “amenazas” en el desarrollo de mis labores directivas que no responden a una acción propia. En cuanto a las “oportunidades”, es importante decir que el intercambio de ideas dentro del equipo de trabajo suele generar ideas nuevas e incentivar proyectos de crecimiento. Los proyectos nuevos, propuestos por mi equipo de trabajo, dirección general, los padres de familia y los alumnos, son “oportunidades” claras para el desarrollo de mis habilidades directivas. De igual forma, existen “amenazas” al cumplimiento de mis funciones directivas, como la “toma de decisiones no consensuales” y políticas institucionales rígidas. Asimismo, la falta de flexibilidad, comprensión y comunicación de mis propios directores generales son factores externos que dificultan mi trabajo, así como la rigidez de los calendarios nacionales, programas escolares y exámenes internacionales. Estos factores externos son “amenazas” para el desarrollo de mis labores; no obstante, parte de las habilidades directivas es la capacidad de respuesta frente al cambio externo y la resolución de conflictos. Frecuentemente, éstos no responden a la acción de uno mismo.
Trabajar con las “Fortalezas”, “Oportunidades”, “Debilidades” y “Amenazas” es parte de mis labores cotidianas como coordinador. Tratar de mejorar las fortalezas, revertir las debilidades, aprovechar las oportunidades y enfrentarse con las amenazas es la mejor manera de desarrollar mis habilidades directivas.
De las ocho de la mañana a la una de la tarde llevo a cabo las juntas planeadas, soluciono los problemas de conducta o académicos de los alumnos y atiendo a los padres de familia. Aquí, se ponen en práctica habilidades como “la solución analítica y creativa de problemas” con los padres, el “manejo de conflictos” con los alumnos y el “manejo del estrés” con el equipo de trabajo. Asimismo, imparto las materias de francés e investigación en ciencias sociales. De igual forma, concierto citas con padres de familia, el área de psicopedagogía y de dirección general. Estas actividades están enfocadas hacia “el cambio positivo”, el “trabajo en equipo” y la “delegación de responsabilidades” para la mejora del rendimiento académico de nuestros alumnos. También, desarrollamos los proyectos de mediano y largo plazo como la organización de viajes, eventos y exámenes internacionales. De cierta forma, el enfoque de un “cambio positivo” permite aumentar la confianza y certeza hacia mis labores directivas y contribuye en la asignación de responsabilidades nuevas para mí y el equipo de trabajo.
De la una a las tres de la tarde, con el equipo de trabajo, atendemos los requerimientos administrativos como son los formatos del Programa de Años Intermedios y del Bachillerato Internacional, los exámenes bimestrales, finales y extraordinarios. En este caso, el “trabajo en equipo”, el “manejo del estrés” y la “motivación” son de suma importancia, ya que los maestros no aceptan con facilidad las labores administrativas. A las tres y media realizamos el cierre del día, revisamos los pendientes, las juntas y evento programados, y concluye mi jornada laboral.
Durante mi jornada laboral pongo en práctica la mayoría de las habilidades directivas. No obstante, algunas de mis habilidades son reconocidas con más fervor dentro de mi equipo de trabajo. Éstas son mis fortalezas: “el manejo de conflictos” e “incentivar el cambio positivo”. Otras, por lo contrario, son criticadas negativamente dentro del equipo de trabajo; son mis debilidades: “la delegación de responsabilidades” y la “motivación del equipo”. Por definición las “fortalezas” y las “debilidades” directivas están en manos del directivo. Por lo tanto, se puede ejercer poder sobre ellas para incentivar el cambio. Al contrario, existen “oportunidades” y “amenazas” en el desarrollo de mis labores directivas que no responden a una acción propia. En cuanto a las “oportunidades”, es importante decir que el intercambio de ideas dentro del equipo de trabajo suele generar ideas nuevas e incentivar proyectos de crecimiento. Los proyectos nuevos, propuestos por mi equipo de trabajo, dirección general, los padres de familia y los alumnos, son “oportunidades” claras para el desarrollo de mis habilidades directivas. De igual forma, existen “amenazas” al cumplimiento de mis funciones directivas, como la “toma de decisiones no consensuales” y políticas institucionales rígidas. Asimismo, la falta de flexibilidad, comprensión y comunicación de mis propios directores generales son factores externos que dificultan mi trabajo, así como la rigidez de los calendarios nacionales, programas escolares y exámenes internacionales. Estos factores externos son “amenazas” para el desarrollo de mis labores; no obstante, parte de las habilidades directivas es la capacidad de respuesta frente al cambio externo y la resolución de conflictos. Frecuentemente, éstos no responden a la acción de uno mismo.
Trabajar con las “Fortalezas”, “Oportunidades”, “Debilidades” y “Amenazas” es parte de mis labores cotidianas como coordinador. Tratar de mejorar las fortalezas, revertir las debilidades, aprovechar las oportunidades y enfrentarse con las amenazas es la mejor manera de desarrollar mis habilidades directivas.
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